Thursday, September 29, 2016

Taxonomía de mis amigos en Facebook (II)



Continuando con el profundo trabajo investigativo de la semana pasada, que involucró muchas canciones escuchadas y horas perdidas que jamás recuperaré, aquí van las categorías restantes:


5)     Los papitos: su nombre es de por sí explicativo. Tengo amigos que desde que se convirtieron en papás lo único que hacen es publicar fotos de sus hijos… Literalmente, es lo único. El perfil ya parece del hijo(a) de tu amigo. Estas fotos o publicaciones vienen acompañadas de coloridos íconos y caritas con gestos de anime, usadas para demostrar todo el amor que sienten por sus hijos. He llegado a pensar que la cantidad de amor o emoción es directamente proporcional al número de íconos que le colocan. La curiosidad que me surge es si en realidad lo publican para sus hijos o para ellos mismos, y por las siguientes cuestiones: i) los hijos no tienen Facebook (en la mayoría de los casos), porque los hijos en cuestión son pequeños, cuando siguen siendo “lindos”; eso hasta que las garras de la edad y el maldito crecimiento los convierte en el mayor terror de los padres: adolescentes (ahí es cuando dejan de ser lindos y por ende las publicaciones terminan y pasan a decir lo cansados que están, pero esa es otra historia); ii) los cumplidos que reciben por esas fotos van directamente al perfil del padre, lo que le permitirá inflar su pecho y iii) nadie (o nadieS si quieren un plural) va a poner un comentario como “ah sí, qué feo tu hijo(a)”, por lo que, si en realidad tu cachorro no es un Adonis versión bebé, mételo a Facebook y automáticamente se embellecerá, al menos es lo que te dirán los comentarios.


"Posa, hijita"


6)     Los amigos de la comida (y alcohol): en una lejana y remota época que recuerdo como los años 90, la gente solía tomar fotos a otras personas. Estás con tu familia disfrutando de una cena, que venga la foto. Noche de tragos con tus amigos, posen todos para la foto (con cámara de rollo Kodak, por supuesto). En algún momento de la evolución humana a alguien se le ocurrió tomarle foto a lo que se va a comer o a lo que se va a tomar… Quiero pensar que se trataba de alguien que estaba aburrido, porque a mí me enseñaron que la comida es para disfrutarla apenas te la sirven (salvo la cortesía de esperar a que todos tengan sus respectivos platos), y que los tragos son un complemento de una conversación o un “lubricante social”. ¿En qué momento de nuestras vidas se volvió más relevante la foto de la comida o del trago que te pediste? ¿Acaso la comida posa? ¿Acaso tu cerveza va a hacer alguna mueca graciosa? ¿Acaso a alguien le importa lo que vas a llevar a tu boca para luego expulsar gracias al proceso digestivo? Y con esto revelaré algunos grandes secretos que el mismo Jesús le compartió a un Jesus Pal, quien me lo compartió a cambio de pasar unos minutos con él leyendo el Atalaya: no, a nadie le importa lo que vas a comer o lo que vas a tomar; no, no a todos les interesa lo que estás haciendo… y no, los alimentos no son personas, no posan ni son tus compañeros de mesa.


Llévatelos, Señor


7)     Los intensos: de todas las categorías, los intensos son los que aman con locura y también odian con locura. Sus emociones tienen picos pronunciados, sus vidas son como una montaña rusa, dirigida y piloteada por sus propias emociones. Todo genial, al final, cada uno tiene derecho a gestionar sus emociones de la forma que consideren más sana. El detalle es que la intensidad les brota por los poros y Facebook es esa tierra fértil de la cual florecen todas sus semillas de amor y odio.


Post clásico de un intenso es “Sofilú, gracias por este grandioso día, mi amor; sé que vendrán muchos años más juntitos para poder seguir dibujando más caminos, tomados de la mano. Te amo, gracias por enseñarme lo que es el amor”.  A lo que la Sofilú le dará su like y le escribirá “gracias, bebé, yo también te amo mucho y gracias por elegirme para ser tu compañera. Tiempo de relación: menos de un mes…




Post de los 3 meses: “Hoy se cumplen 91 días desde ese primer beso que nos dimos, y sentí lo que era el verdadero amor desde aquel momento. Le siguieron miradas cómplices y supimos que nuestro destino era estar siempre juntos. Te amo… conejita”. Respuesta: “Loquito mío, me sigues enamorando igual que desde ese primer día donde nuestras miradas se cruzaron…”.


Cuando la pareja termina… ¿qué toca? ¡Por supuesto! Tirarle barro y odiar con todas sus fuerzas. Esta es la fase de las indirectas: “quien se va sin que lo boten, regresa sin que lo llamen”; “mejor sola que mal acompañada”, “nada como disfrutar de una hermosa velada con la mejor compañía: yo”.


8)     Los attention whores: esta categoría es de todos de alguna forma. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos demandado atención. Los attention whores, sin embargo, mueren por atención y recurren a cualquier tipo de publicaciones para un like o un comentario. Su objetivo: obtener atención, de cualquier tipo, pero que sea atención. En esta categoría podemos encontrar primero, a los GPS. ¿Ves mapas o ubicaciones en tus actualizaciones? ¿Tienes algún amigo que para publicando su ubicación, lo que hace y con quién está? Felicidades, tienes a un GPS, alguien a quien jamás tendrás que preguntarle dónde está o qué hizo, porque te lo hará saber reportando a su comunidad cada paso que dio, aún cuando nadie se lo haya preguntado.


En segundo lugar tenemos a los alarmistas, y son quienes publican cosas para llamar la atención pero desde el miedo o preocupación. Los casos más recurrentes que veo son los que se toman fotos cuando están enfermos, fotos en el hospital, clínicas o similares. Todo ello acompañado de palabras de valor como “aquí en el hospital…” (ah, pero la clave está en no decir qué te pasa, porque quieres que te pregunten y te den ánimos, admítelo); “gracias Dios por esta segunda oportunidad para cuidar mi salud” o “me siento muy triste, pero sacaré fuerzas de donde no tengo”. ¿Desde cuándo esta red social se convirtió en el muro de los lamentos?


"Aquí, casual, arriesgando mi vida"


La tercera subcategoría son los likeadictos. Cada like que reciban es un respiro, una bocanada de aire puro y fresco. Miden el éxito de sus publicaciones en función al número de likes que reciban. Como saben que los likes son su fuente de ambrosía, la esparcen del mismo modo, para todos y para todas las publicaciones. Incluso, llegan al punto de “autolikear” sus propias publicaciones.


Por último, tenemos a los casuales. ¿Qué hacen los casuales? Se trata de las personas que se paran tomando fotos, supuestamente no preparadas y totalmente espontáneas. La realidad es que la foto que vemos es la número 521, porque las otras 520 no pasaron sus filtros personales. Otra forma de identificar a un casual es buscar en la parte inferior de las fotos por la palabra Retrika. Claro, tan casuales son sus fotos que se dan el tiempo de filtrar las imágenes y en muchos casos, aclararse el color de piel.


Y con esto termina este ocioso ejercicio mental-intelectual sobre la red social que nos permite ser lo que queremos. Si caes en alguna de estas categorías, tal vez te identifiques con alguna de las cosas descritas aquí. Si no caes en alguna es porque probablemente no tengas Facebook o te tomes demasiado en serio como para reírte de las cosas que haces -y probablemente todos hacemos- en la red social.


Como conclusión, a pesar de que parezca que le he dado con palo a la red social, también tengo un perfil, también publico y por ende soy parte de dicha realidad. Si parece que embarro a algunos, también me estoy embarrando a mí mismo.


Lo que rescato es que Facebook me ha permitido mantener contacto con personas a las cuales no he tenido la suerte de ver hace muchos años; me ha permitido tener “amigos” a los cuales nunca he conocido, ni con los cuales he cruzado palabra (espero hacerlo algún día, como un ejercicio de curiosidad). Me ha permitido saber de sus vidas, saludarlos a la distancia por sus cumpleaños y sobretodo, llegar a todos ustedes con estas palabras y publicaciones.



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Sunday, September 18, 2016

Taxonomía de mis amigos en Facebook (I)


Me encontraba una noche escuchando música y distrayendo la mente; naturalmente, hice lo que muchos hacemos cuando no tenemos algo que hacer: revisar el Facebook. “Oh, aquí está el mensaje de ayuda social del día: Rudescinda es una niña de 5 añitos, que ha perdido a su perrito Pajero. Dale un like a la foto que para que el Señor lo proteja hasta su pronto retorno a casa”. (No gracias… Siguiente). “Aquí, saliendo del gym, a recuperar el cuerpo luego de un duro entrenamiento” (foto del susodicho en el baño del gimnasio, metiendo la barriga y con el cuerpo brillante) – “Claro…”. “Y aquí está el mensaje positivo para empezar mi día mañana: Malditos políticos corruptos, ojalá caigan todos en la cárcel. Estas cosas sólo pasan aquí en Perú. ¿Hasta cuándo, señores? Alan, ladrón maldito, no huyas, cobarde…”. Excelente… Hora de dormir.




Me fui pensando sobre todas esas cosas que a diario veo en mi Facebook. Conozco a la gran mayoría de las personas que tengo y cuando veo el nombre de quien publica, de alguna forma me imagino sobre qué va a ser. Somos todos tan diferentes, pero a la vez tan iguales: usamos el Facebook como herramienta, sea para decir algo o curiosear, pero todos estamos metidos en el mismo saco. Y es que la red nos permite -si así lo deseas- ser otra persona, crear un alter ego maligno que te permite decir muchas cosas que abiertamente no dirías, como por ejemplo, en la prehistórica práctica de reunirte con alguien en persona a conversar. Te permite recibir atención, mostrarte al mundo. El Facebook aguanta todo y sobretodo, nos da la facultad ilimitada y sin restricciones de opinar… De lo que sea, y hasta sin fundamento, pero podemos. Todos somos iguales en las azules praderas de Mark Zuckerberg.


Un like, ¿qué te costaba?


Y así como todos estamos en el mismo saco, me metí en un intricado y estúpido ejercicio mental de encontrar cosas comunes a tanta gente diferente. El motivo: todos caemos de alguna forma en seguir la corriente. Eventualmente caes presa de poner tu banderita de Francia y crees que con eso ayudarás al pueblo francés; le das like a la foto de Jesús porque Jesús es cool y si no se lo das se va a molestar por no haberlo recibido de brazos abiertos en tu muro. Así que, producto de esa idea, estas son las categorías ganadoras que he podido ver.


Importante: no estoy hablando de alguien en particular. Si te sientes identificado y no tienes correa hacia las opiniones o cojudeces, sugiero que respires hondo y te tomes esto como lo que realmente es: un post; nada acartonado, nada académico, nada serio. Si piensas que hablo de ti, te aseguro que no. Después de todo, si me burlara de alguien sería de mí mismo, por escribir estas cosas. Así que empecemos…


1)     Los fantasmas: nunca publican, nunca dan likes, sin embargo, están plenamente enterados de todo lo que pasa en el mundo virtual, y recurren a esta información para mantenerse al tanto de las vidas de los otros. Es como un ninja asesino que siempre vigila, pero nunca te das cuenta que está ahí, hasta que sale dispuesto a atacarte sorpresivamente con alguna información que podrá usar para empezar una conversación.


Ahí están... Observándote



2)     Los paladines: a luchar por la justicia. Toma esta publicación, status quo… Estas personas son las primeras en lanzar quejas o protestas, normalmente con el afán de despertar el sentimiento social y los cambios. ¿Qué Uber le está quitando trabajo a los pobres taxistas? Tomen mi publicación y sientan mi ira… ¿Los pobres perritos se asustan con los gritos de los partidos de Perú? Ahí te va, para que no te metas con los pobres perritos. ¿Una madre soltera en Nepal no tiene para ver su WhatsApp porque le recortan su paquete de datos? Chapa esta flor. El abuso contra las mujeres debe parar. O sea, se quejan de todo y de todos. Sus publicaciones normalmente contienen quejas o grandes discursos sobre lo que deberían hacer las autoridades para solucionar las cosas; sobre lo injusta que es la vida, sobre las tropelías y abusos de la gente. Palabras clave que usan son “denuncia”, “injusticia”, “alto al abuso”, entre otras. ¿Marcha por el derecho de los gatos de arañar sillones? Ahí estamos…


Dentro de esta categoría incluyo a los críticos de balcón y a su subespecie, los Perú Haters. Los primeros son los que todo saben. Tienen las respuestas y soluciones para los problemas globales. Incluso tienen la alineación perfecta para que Perú clasifique primero a Rusia 2018. Es que ese Gareca no sabe nada de fútbol. Debió poner a ese chibolo que yo te digo que es bueno y la va a romper. Los segundos, los Peru Haters, tienen una particularidad: todo lo que sea peruano, les apesta. Si sale una noticia sobre los pobres niveles educativos en Perú, ahí están, en sus muros, junto con una reseña llena de indignación de parte de ellos. Es que las cosas sólo pasan aquí en el Perú, que por estas cosas no progresamos, que porque un enemigo de un peruano es otro peruano. Sólo les falta decir “me escupo a mí mismo por ser peruano”. Ahh, pero cuando Perú gana en fútbol o algún artista extrajero hace un cumplido hacia un susodicho plato de limón con pescado…


Estas cosas sólo pasan en Perú.


El mismo sentido de justicia y preocupación-social-de-teclado la tienen los banderitas. ¿Hambruna en Venezuela? Pongo mi filtro de bandera venezolana, porque eso hará que la gente de Venezuela ya no tenga tanta hambre y porque con cada usuario de Facebook que coloque esta bandera, una ONG donará una lata de lomito de caballa… ¿Que coloque este lacito en señal de respeto por los caídos de la revolución social en España? Venga… porque el cambio empieza con mi foto de perfil y eso hará que la gente esté mejor. “¡Qué bueno soy! ¡Cómo apoyo a las causas sociales!” (estrellita en la frente y besito en la mejilla).


Lo interesante de esta categoría es que normalmente son los más reactivos. No se dedican a investigar fuentes ni a verificar la veracidad de la información. Son autómatas entrenados en la crítica. Sólo disparan y después se olvidan.


Apunten... Disparen.


3)     Jesus (and Ricardo Belmont) Pals: la virgen María te envía esta señal divina y energía milagrosa para que todos tus deseos se cumplan. Comparte esta postal en tu muro para que su energía bendita llegue a todos tus contactos. (Share!). ¿Has sentido un aura mágica, de color violeta llena de energía sanadora? Agradecede a los Jesus Pals. Porque gracias a su amistad cercana con el Todopoderoso, todas las cosas te saldrán bien. Jesús mismo les dio like a sus publicaciones. Sería tonto quedarse con toda esa dicha, amar es compartir, por eso te regalo estampitas poderosas para tu muro. Son las personas que también cuelgan versículos de la Biblia, responden “amén” a todo y publican en sus muros para que Dios los proteja y guíen sus pasos. Los envidio. Yo quisiera que Dios vea mi Facebook también para que atienda mis pedidos y sepa lo que quiero. ¿Alguien sabe cuál es su perfil? Deseo agregarlo. Prometo darle like a sus fotos.


¡Ahora mismo te agrego!


En ese mismo nivel de energía zen están los Ricardo Belmont Pals. Si no sabes quién es Ricardo Belmont, es un señor que salía en la televisión entregando sus recordadas pastillas para el alma; mensajes reflexivos, con una alta dosis de optimismo y buenaventura. Todos los días estas personas hacen al mundo mejor, publicando sus mensajes empoderantes y optimistas. Nunca les pasa algo malo, todo lo que hay en sus muros son mensajes positivos. Aparentemente no tienen problemas ni desdichas, mucho menos desavenencias o posturas en contra. Ellos sólo regalan frases, fábulas, reflexiones… “No olvides que la verdadera belleza es una actitud”; “Abre las puertas al error porque de ellos aprendes”, “Nada es imposible”, “Que nadie te diga que no puedes porque sí puedes”, etc. Yo confieso haber usado alguna pastilla para el alma en alguna sesión de Coaching o en algún taller. ¿Pero todos los días? Lo siento, Ricardo. No deseo ser tu amigo. Por sanidad, me quedaré con mi alma enferma.


4)     Los animal lovers: ¿ves animalitos con carteles de adóptame o busco hogar? ¿Tienes fotos de animales abusados en el resumen de publicaciones? Todos tenemos algún amigo cuyo perfil parece un zoológico. “Ah, mira, una foto de un perro maltratado, justo lo que quería ver para iniciar con ánimos mi semana”. “Un toro con una espada atravesada por la boca... ¡Genial!”. “Mira, mi amigo ha colgado una foto de su perro con zapatos, y aquí hay otra de su perro comiendo; ¿cómo dejar de lado esta foto de su gato lamiéndose la entrepierna? Sí, son pro animales, se indignan ante la noticia de cualquier perro abandonado y tratan a sus mascotas como sus hijos humanos. Luchan por los derechos de los animales, por la abolición de los pirotécnicos en Navidad (pobrecitos, es que se asustan, tú no sabes cómo se ponen los perritos); y así como los ves luchando, no tienen reparo en comer carne, sí, carne, pollo, que antes eran animales (es que no son perros ni gatos, ellos sí tienen derechos porque son mascotas). Estas personas, incluso tienen más fotos con sus mascotas caninas que con sus mascotas humanas. Poco falta para que le creen un perfil a sus perros… “Ah, pero sí tienen perfil, y mira, su dueño lo ha etiquetado. ¡Qué belleza, qué lindo mi hijo!”.  
       

Mira, ¡qué lindo, cómo corren!
    
           
Y así termina esta primera parte de este profundo estudio. En la siguiente entrada pasaremos a revisar las categorías de los papitos, de los intensos, de los attention whores y de los amigos de la comida y alcohol. Continuaré mi profunda y sacrificada labor de investigación. Todo sea por y para ustedes. Se aceptan colaboraciones con información detallada de otras especies. Nueva información la siguiente semana.


Good fight, good night




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Sunday, September 11, 2016

Volver a empezar


Toda maratón inicia con el primer paso, todos los grandes cambios empiezan con una idea y una acción para llevarla a cabo. Mi retorno a escribir comienza con este post, luego de varios meses y luego de más de un año después de haber perdido la batalla contra la vida adulta y la poca organización personal de tiempo. Me niego a agachar mi humillada cerviz por convicción y también porque me he establecido públicamente metas de aquí hasta febrero del siguiente año. Me puse la soga al cuello; en palabras de mi madre “lo haces porque lo haces”.


Otra vez...


Han pasado muchas cosas desde la última vez que escribí. Hubo muchos cambios personales y otros tantos acontecimientos. Material no me va a faltar. De todas estas, empezaré por la que motiva mi regreso silencioso al mundo de los escribidores de blogs.


En agosto inicié una segunda certificación de formación en Coaching. Si bien mi corazón de coach sigue bombeando sangre de la EPG-USIL (Escuela de Postgrado de la Universidad San Ignacio de Loyola) por ser mi cuna en esta profesión, llegaron a mí noticias sobre un nuevo programa de certificación, el cual decidí tomar sin tener claro cómo iba a afrontar las responsabilidades que ello involucraba. Uno de los tantos componentes de este programa requiere que los participantes se fijen metas con miras a febrero, como fecha máxima. ¿Qué metas me propuse? Las alternativas ganadoras fueron las siguientes:


1)     Publicar semanalmente, todos los domingos por la noche, una entrada de mi blog o un artículo sobre Coaching, indistintamente: así es, me acordé de que tenía un hijo, de que lo engañé vilmente diciendo que le iba a hacer caso semanalmente, sólo para que pase al olvido. Vi lo de las metas como una buena oportunidad de voluntariamente ponerme presión (más de la que yo mismo me pongo sobre mis hombros a través de mis retorcidos estándares mínimos). La primera meta consistirá en hacer lo de hoy durante 22 semanas de forma sostenida.




2)     Terminar mi trabajo final del Programa de Coaching y Liderazgo de la USIL: ¿alguna vez has dejado algo para el último por considerarlo tan sencillo, que nunca siquiera lo empiezas? Sí, volvieron mis tiempos de universidad, donde tienes, por ejemplo, 3 meses para hacer un trabajo y terminas haciendo todo la noche anterior, recriminándote por no haber empezado antes, sometiendo tu cuerpo a niveles de stress y adrenalina extremos pero sintiendo ese rush adictivo de que podrás terminarlo. Efectivamente, lo terminas y llegas desgreñado a la universidad a entregar las 100 hojas de tu trabajo para luego intentar recordar tu nombre o dónde vives, gracias a la ausencia de descanso. Todo esto, al módico precio de una amanecida, ojeras, disfunciones mentales temporales y envejecimiento. También en mi caso, llevo aplazando este trabajo al menos un año. Quiero terminarlo antes de que Perú vaya al Mundial de Plutón.


3)     Adelgazar 5 kilos, alcanzando un peso de 74 Kg. (y tener un estado físico similar al de Derek Vinyard en Historia Americana X): esta de lejos es la más vanidosa, pero deseo creer que es por salud. Nunca he tenido un cuerpo atlético, pero tampoco he sido “esponjoso”. Usaré esto de las metas para estar en mejor estado físico; me haré más seguidor y disciplinado de los programas funcionales (Insanity con su dig deeper), haré mis planks al despertar y recortaré mis raciones de chifa. Nada pierdo intentando. Mi entorno, conformado por mis amigos y sus cuerpos señoriales, me dice que no es tan importante estar fit, pero algo en mí se niega a ser parte de la creciente obesidad mundial. Está de más decir que no me tomaré ni colgaré fotos haciendo la finta de que hago ejercicio o una foto de mi abdomen, pecho o espalda. Citando algo que vi en Facebook: Gokú entrenó duramente para salvar el mundo y nunca publicó cojudeces como “aquí en el gimnasio”, “listo para darle…”, “empezando la semana con todo”. Y no, no es que la ropa te haga ver gordo…


Derek Vinyard

¿Para qué cuento todo esto? Pues para tener un gran recordatorio; para tener el apoyo de los crédulos y las burlas de los incrédulos. Como buen alumno estudioso que nunca fui, ya tengo anotadas mis estrategias y horarios. Sólo queda hacerlo, sólo queda dar ese primer paso con miras al futuro. Escribo para decirme que volveré a escribir, para decirle a mi legión de seguidores de este blog (a mis 4 gatos) que todos los domingos habrá una entrada nueva. Si les gusta, habrán empezado la semana leyendo algo distinto a asaltos, robos y farándula; y si no les gusta, recomienden estas entradas a sus enemigos para que pierdan el tiempo como ustedes.


¿Cómo lograré todo esto? Tampoco tengo idea… Sólo sé que lo intentaré y me adentraré al reino del futuro, al reino de lo ignoto. Lo más imporante es que disfrutaré del camino, algo que me ha sido esquivo durante mucho tiempo. 


¿Te animas a ir por tus propias metas?



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