Monday, August 31, 2015

Cambia tu vida… en 30 días


            Hace algunos meses vi un video en TED que llamó mi atención. Se trata de algo muy sencillo: hacer algo nuevo, diferente, algo que no realices, y sostenlo durante 30 días, de forma ininterrumpida. Suena sencillo… sólo suena sencillo. Tan sencillo que hasta la fecha no he podido cumplirlos. Por tal razón, qué mejor forma de compartirlo con ustedes, de invitarlos a ser fiscales de cumplir los retos que me autoimpondré. Tal vez hasta se animan a ser socios desde el 1ro de setiembre hasta finales de mes.


Rutina: definición gráfica



La lógica de esto es sencilla. Se trata de generar nuevos hábitos y por ahí reemplazar los malos hábitos, si se desea. Aprendemos por repetición vivencial; mientras más hagamos algo, más se marca en la mente, al punto de dejar de ser conscientes de lo que hacemos, actuando en automático. Es como manejar un carro (bicicleta no porque no sé manejar –lo dije…), lavarse los dientes, escribir en WhatsApp o amarrarse los zapatos.


Algo que escucho últimamente es “el tiempo pasa volando”. Lo irónico es que todos los días tienen 24 horas, un día no es más largo que otro; los lunes son igual de largos que los viernes. ¿Qué cambia? Probablemente el tiempo que pasas en piloto automático. Aquí hablamos de un día. Ya estamos entrando a setiembre, hace poco era enero, ¿verdad? Lo preocupante es el tiempo que pasamos en piloto automático. Ya sea por tu trabajo, por tomar las mismas rutas, por ir a comer al mismo menú, por conversar de lo mismo, por ver los mismos programas de televisión a la misma hora… por lo que sea, somos seres rutinarios, tan rutinarios que nuestra rutina es la rutina.


Cuando iniciamos la rutina (...)


Deseo hacer setiembre memorable y recordar lo que hice cada día, sólo para experimentar cosas diferentes. No se trata de hacer cosas grandes como irte de mendigo o no comer. Puedes hacer cosas sumamente sencillas, como caminar en lugar de usar el carro, bañarte usando tu mano menos hábil, leer un libro, hacer ejercicio… La consigna es la misma: repetirlo durante 30 días de forma constante. Al día 31 serás libre. Puedes retomar tus viejos hábitos porque estarán ahí esperándote… o puedes dejarlos de lado y reemplazarlos por los que estuviste practicando durante el reto. Aquí algunas ideas para estos 30 días:


Cocinar una receta nueva cada día
Tomar una foto diferente cada día
Seguir una rutina de ejercicios
Salir a caminar treinta minutos diarios
Elige una ruta nueva al trabajo
Dejar de leer periódicos o ver noticieros
Bañarse con agua fría/caliente
Mirar un documental nuevo cada día
Hablar con una persona desconocida
Leer ‘x’ páginas de un libro
Decirle un cumplido a una persona
Cepíllate los dientes con tu mano menos hábil
Evita publicar en Facebook
Escucha música que sea de tu desagrado
Sonríe frente al espejo antes de salir de casa
Colorea mandalas


Por lo tanto, estas son las cosas que haré durante los 30 días del mes de setiembre:
·        Hacer ejercicios (30 day plank challenge, barras o el TapOut XT, cualquiera de los tres).
·        Comer una fruta diaria.
·        Leer un cuento diario (100 cuentos).
·        Tomar una foto cada día.
·        Ver un video nuevo relacionado al coaching.


Alguna vez me dijeron que la rutina mata. No sé si mata pero creo que es más una herramienta de supervivencia que de vivencia. La rutina nos mantiene en nuestra zona cómoda pero la vida se compone de cosas que están también fuera de ella. Cuando he estado en rutinas, tales como trabajo o colegio sentía que no vivía, que las cosas no tenían sorpresa ni incertidumbre, una falta de chispa… Tal vez exagero con decir que no vivía pero lo que recuerdo bien es que no sentía el paso ni la diferencia de los días. Todo era despertar, desayunar, bañarme, trabajar, cenar, dormir, y así sucesivamente… y así pasa el tiempo, porque cada vez el tiempo vuela más rápido.


(...) y cuando pasa el tiempo... y sigue pasando


Les extiendo mi invitación a hacer algo nuevo a partir de mañana. Lo peor que podría pasar es que no les gusten estos 30 días pero siempre podrán volver y retomar sus hábitos. Esto se trata de tomar consciencia de cada día, de irte a dormir pensando en que tu día tuvo algo nuevo, algo diferente y fuera de lo común. ¿Hasta ahora recuerdas esa vez que te robaron tu celular hace un año? Excelente, algo nuevo y fuera de lo común. ¿Qué desayunaste esta mañana? ¿Qué música sonaba en la radio cuando ibas al trabajo? ¿Quién fue la primera persona que saludaste en la calle? ¿No lo recuerdas? A partir de mañana, si te lo propones, recordarás un poco más que ayer. 


Desde 1928 haciendo lo mismo...


Cierro esta entrada con una frase que resume bastante uno de los propósitos de este mes:

El tener conciencia de la rutina es dar el primer paso para cambiarla”. - Wayne Dyer


A vivir se ha dicho…


P.S.:

El video de TED: Haz algo nuevo por 30 días




Thursday, August 27, 2015

Carta a la primera mujer de mi vida


            Lejos de volverme un romántico o alguien a quien lo impactó una flecha de cupido, esta entrada tiene un propósito particular. Hace unos días fue el cumpleaños de la primera mujer de mi vida: mi mamá (cero complejo de Edipo, valga la aclaración). Aparte del saludo telefónico y preguntarle cómo está, qué tal está celebrando su quinceañero, una forma mía y muy personal de agradecerle y felicitarla es escribiendo. No le he escrito en su muro, tampoco he colgado una foto de ella. Por algún motivo no me nace hacer eso ahora.


Tus tarjetas...


Hace unos días, justo el día después de su cumpleaños, encontré una carta que le escribí hace algunos años. Muy académica, es cierto. En mi defensa, recién estaba descubriendo la emocionalidad. Recuerdo que fue producto de inspiración del momento; sólo me senté y empecé a escribir:


“Querida mamá, sé que últimamente no hemos tenido mucho contacto, al punto de sentir a veces que lo hemos perdido. Soy muy consciente de que ello te genera incomodidad, nostalgia, pesar y que puedas hasta pensar que soy un ingrato. No te escribo para decirte lo contrario ni para llenarme de excusas; te escribo solamente para decirte que comprendo cómo te sientes.

Ayer recordé con mucha alegría cuando compartíamos día a día. Hacíamos las cosas más sencillas, desde salir a caminar hasta acompañarte a cocinar; esperarte con muchas ansias a que me recojas del colegio y contarte de mi día… Con el transcurrir del tiempo todas esas cosas se fueron diluyendo. Yo me fui enfocando más a mis cosas, tú viajaste y me fui desconectando de las personas esenciales en mi vida. En resumen, crecí. Soy plenamente responsable por el nivel de nuestra relación madre-hijo. Tengo la firme intención y compromiso de mejorar nuestra relación. Imagino tu sonrisa al leer estas líneas y lo feliz que debes estar. Me disculpo por todas aquellas ocasiones donde solamente llamabas para saber cómo estaba, para solamente contarle a alguien de tu día y –por qué no- para compartir tu soledad a la distancia, mientras yo andaba pensando solamente en mí y en mi propio mundo.

Hoy y ahora es el mejor momento para mejorar, para unirnos y crecer aprendiendo el uno del otro. Estoy muy agradecido con el universo por tener una madre como tú. Una mujer amorosa, sensible, que daría todo por sus hijos, porque ama de manera incondicional y porque aprecia la grandeza de las pequeñas cosas.

Con estas líneas te invito a un nuevo comienzo. Quiero ser un mejor hijo y que tú te sientas orgullosa como madre. Lamento no haber estado atento a tus deseos y necesidades. Todo ello cambiará y mejorará a partir de este momento. Gracias por tu comprensión y por tu infinito amor. Gracias por existir y por darme la vida.

Te mando un fuerte abrazo y besos, de esos que te daba cuando era niño, de esos que quiero darte cuando te tenga frente a mí para hacerte sentir la mamá más feliz del mundo”. 


Cuando le mandé esta carta no pude ver su reacción, como tampoco podré verla cuando lea esto y la recuerde de nuevo. Conservo aún las tarjetas que me mandó a lo largo de todos estos años. Cada una era especial, única y creo que fueron los mejores regalos a lo largo de estos años; más que cualquier tontería tecnológica que mi mente de adolescente pudiera querer en ese entonces. Siempre las atesoré… Ella inició esta cadena de escribir y yo la continúo. Tal vez por ella sentí el impacto que pueden tener las palabras cuando se dicen de corazón, y quién sabe, de una u otra forma sembró mi gusto por escribir.


Por alguna razón extraña me nació escribirte por aquí, María. Esta es otra forma, un poco más memorable, de saludarte por tu día. Memorable porque podrás releerlo cuando gustes. Te saludo por aquí, a través de mi blog, porque disfrutas de lo que escribo (aparte de que soy tu hijo y si escribiera muy mal, igual te gustaría y no me dirías lo contrario); esta es una pequeña forma de regalarte algo, una tarjeta virtual, como las de papel que me mandabas todos los años. Espero que esta sea igual de buena y pueda despertarte al menos la milésima parte de alegría que me despiertan las tuyas. Feliz cumpleaños, querida mamá…