Monday, June 8, 2015

Oda a la procrastinación


Llevo días pensando en qué escribir para publicar. Me he sentado más de una vez frente a la computadora para hacerlo pero algo siempre pasaba. Estoy sentado de nuevo pero antes de escribir, mejor me distraigo un rato (para que me fluyan las ideas). A continuación un ejemplo futbolístico de lo que pasa cuando me doy esos “ratos” de distracción:


Son las 7:15 de la noche. En una hora tengo todo listo. Abro una página: El País, sección fútbol. Final de la Champions, la ida de Ancelotti y llegada del Rafa. Técnicos de fútbol… Vamos a leer sobre Jürgen Klopp ¿Dónde estará ese artículo que escribieron sobre él cuando eliminó al Real Madrid? Ajá, hay un historial... No hay problema, lo busco, es sólo un rato. Aquí está... Lewandowski... Esos cuatro goles que le metió al Madrid... Vamos a Youtube... "Todos los goles de Lewandowski con el Borussia Dortmund"... Video de quince minutos, todo bien, hay tiempo. Borussia Dortmund... Marco Reus, ¡qué tal jugador! Veré un video de sus mejores jugadas, hay tiempo. ¿Cómo se pudo perder el Mundial? Lo que hubiera hecho Alemania con él... Mundial... Nada como ver la final con relato argentino. Aquí está el video. Los últimos quince minutos, antes del gol de Götze con pase de Schürrle… Y no hay Mundial sin ver el 7-1 que le metieron a Brasil… Total, hay tiempo y escribir lo hago al toque. Mientras carga el video subiré esa música que quiero escuchar… Qué buena canción, ¿qué dirá la letra luego del “I rip it hardcore like porno flick bitches”? Google… Metrolyrics… Tengo que escuchar la canción con la letra. ¡Qué buena letra! ¿Qué significará en inglés decente? Busquemos… Wu-Tang Clan, qué maestros… ¿cuántos discos tendrán? Son pocos, bajaré la discografía. ¿Para qué abrí Youtube? Ah, el video, claro, lo voy a ver en un rato. ¿Cuánta música tendré? Hace tiempo que no escucho esta canción… Play… ¿Qué iba a hacer? Ah, escribir… Pero ya son las 12:30, ya es tarde, mejor duermo. Lo hago mañana… Hay tiempo…  

 
"No soy un procrastinador, sólo prefiero hacer todo mi trabajo
en un pánico inducido por la fecha límite"


Y así pasaron los días… Las rutas cambiaron pero siempre tuvieron el mismo desenlace: un día más que pasaba sin escribir ni cumplir lo que me propuse, que era publicar puntualmente todos los domingos. Por otro lado, qué mejor homenaje a la procrastinación que el hecho de patear tanto tiempo esta entrada.


El ciclo de la procrastinación


Procrastinar es la acción de diferir o aplazar algo. Es nombre formal del hueveo sistematizado, de eso que haces cuando dejas de hacer cosas; cuando vas a hacer algo y terminas haciendo otra cosa o nada en absoluto. Y a todos nos pasa. Te sientas a hacer tu tarea y primero te pones cómodo. Colocas sobre la mesa o cama todo lo que necesitas para hacer tu tarea, hasta traes agua o algo para picar (porque pensar da hambre). Listo, vas a empezar… y te dan ganas de ir al baño. Haces “lo tuyo” y te acuerdas que no te has lavado los dientes. Te lavas. Vas a empezar… y se te ocurre ponerte cómodo. Abres el cajón de tu ropa y ves un polo que hace tiempo no te pones. Decides escarbar entre tu ropa y ver qué más encuentras: recuerdos de cole (“nunca cambies… con cariño, tu pata, Luvivina”), cartas en las que dicen que te amarán toda la vida, etc. etc. De pronto, pasa una mosca y se te ocurre querer atraparla con la mano y vas tras la mosca. ¿Y tu tarea? Bien, gracias. Calma, hay tiempo. La hago después. Esa mosca la pagará…


Super slacker, presente


Como un procrastinador experto, las peores frases que podemos tener son dos: “lo hago después” y “calma, hay tiempo”. Son tan falsas como cuando tu amigo borracho dice “un par de chelas y me voy o el famoso “no eres tú, soy yo”. Estas dos frases han hecho que patee indefinidamente muchas cosas. Por ahí se refunden en el olvido mi trabajo final de Coaching, el aprender a bailar salsa, escribirle a amigos, ver los videos nerd de mi querido amigo Greyson (http://el-silencio-escrito.blogspot.com/2015/05/mundo-nerd.html), leer Rayuela… Tantas cosas, las cuales haré… algún día (excepto el trabajo de Coaching).


El procrastinar tiene su lado bueno. Me ha permitido lograr la hazaña de empezar de cero una monografía a las 11 pm. y terminarla a las 6:45 a.m., justo para salir a la universidad, llegar corriendo y exponerla. ¿Para qué hacerla ahora si hay tiempo? – pensé estúpidamente en ese entonces. Tres meses después y a un día de la entrega de lo que era mi examen final, no tenía ni la carátula, ni información, ni la más remota idea de lo que iba a hacer… y de alguna manera lo hice. Otro logro vergonzoso, como el haberme tirado la pera sin ser detectado (http://el-silencio-escrito.blogspot.com/2015/05/mi-historia-en-retrospectiva.html). Como estos, muchos otros. ¿Lecturas para leer un mes antes, para hacer una exposición de un caso? Hay tiempo. El día anterior, estoy yo frente a mis cerros de lecturas, y de nuevo el condenado “tranquilo, hay tiempo”. Me duermo sin leer. Al día siguiente, una lectura veloz, tan veloz que ni recuerdo lo que leo y luego al frente a exponer. ¿El resultado? Una buena exposición con una nota nada despreciable de 16 o 17…


"Sólo hazlo mañana..."


Dejando de lado mis hazañas mediocres, creo que el procrastinar es una forma que mi mente aprendió para relajarme, para mantenerme tan ligero y calmado como normalmente estoy. Me permite sentirme fresco, libre y siempre con disposición a ver cosas nuevas y diferentes. Como me enfoco poco tiempo en algo, es como estar en constante sorpresa día tras día (excepto en las sesiones personales y talleres de Coaching, ahí sí soy demasiado enfocado). Si bien no me ha permitido concretar varias cosas (algo en lo que estoy trabajando a nivel personal), me ha enseñado a no vivir preso del calendario y a usar el estrés como combustible para hacer posible lo imposible en cuestiones de tiempo. Al igual como aprendí a abrazar mi “nerdiness”, abrazo ahora a mi procrastinación... pero no tanto, es hora de concretar tantas cosas que he dejado de lado.


Leí un post estupendo sobre este tema y me sorprende cuánta gente tiene este tema. El internet, Whatsapp y Facebook de ninguna manera ayudan a concentrarte y son el infinito de las distracciones. La mejor solución para manejar la procrastinación es sencilla: toma consciencia de todo lo que haces y recuerda tu meta o las cosas que quieres lograr al final del día. Tal vez una lista te ayude a recordar todas esas cosas que dejas de lado. Otra solución: apóyate en alguien que sea todo lo que no eres: responsable y que cumpla todo lo que se proponga. Necesitarás de su estrés y ansias por cumplir fechas y resultados. Su apoyo y el hecho que esté detrás de ti, hará que dejes de lado tu alpinchismo y tus frases sagradas de “calma, hay tiempo” y “lo hago después”.



Así que a concretar cosas, a hacer y a dejar de lado la práctica de procrastinar. Con esta entrada, me pongo casi al día. Me faltaría una para cumplir con una entrada por semana (algo que me propuse al empezar esta aventura bloguera). Ya tengo el tema sobre qué escribir y estoy seguro que me será sencillo. 


Pero "calma, hay tiempo, lo hago mañana" (o tal vez no…). ¿Quién sabe? 


"¿Procrastinación? Es sólo una palabra elegante para desafío"



P.S.: 

Aquí les dejo el link sobre el post de procrastinación. Altamente recomendado leerlo (eviten procrastinar su lectura): 






No comments:

Post a Comment