Todos los días recibimos gestos de amor,
de amistad y de agradecimiento de distintas fuentes. Desde un saludo, un
mensaje, pasando por un beso o un abrazo. Todos estos son imitables y
replicables. Un abrazo lo agradeces con otro abrazo, un regalo con otro regalo
y así sucesivamente.
En
una relación hombre-mujer, se asume muchas veces –con toda la razón del mundo-
que la mujer es más detallista y por ende, siempre tendrá alguna sorpresa que
nos sacará una sonrisa (un hombre "sensible" y "detallista" está en el Top 10 de habilidades deseadas en un hombre). Sorpresas he recibido muchas, y ahora que
las traigo de vuelta a mi presente, continúo aún con el asombro y admiración de
las cosas que la creatividad y el amor pueden hacer. He recibido detalles que me
han dejado boquiabierto y de los cuales hasta ahora conservo varios como una
muestra de admiración y agradecimiento. Mis breves momentos de
inspiración para hacer detalles, existen, pero nunca con tal grado de elaboración. De mucho
pensar en qué hacer termino fundiendo mi mente racional y retorno a lo más
sencillo y sincero que puedo hacer: escribir algo. De los muchos gestos y
detalles que se pueden entregar o hacer, hay uno que nunca he hecho –hablo de
detalles simples, nada de mariachis o mandar a un corazón a perseguir a la
amada por la calle-, en un inicio por considerarlo cursi y ahora porque
simplemente no sabría cómo. Nunca he dedicado un poema de mi autoría (y,
creo que ni siquiera con copy-paste). Al igual que para el baile, esa
parte de mi cerebro está cuadripléjica.
Sin palabras... |
Dos personas me han entregado poemas: una enamorada de aquél entonces y una
amiga a la distancia (tiempos ancestrales del Messenger) a quien nunca tuve el
privilegio de conocer. Sólo puedo decir que era “un Sol”.
A
continuación comparto uno (me dijo que ella lo había escrito):
“Si
no te soñara...
Sueño
tu voz
diciéndome
te quiero,
y
me caminas de caricias
con
la yema de tus dedos,
es
tan divino saberte
suspirando
entre mis sueños,
que
mantengo los ojos cerrados
para
sentirte en mi cuerpo...
Sueño
con tus brazos
agazapados
a mi cintura,
con
el roce de tus labios
palpándome
la figura,
es
tan hermoso soñarte,
respirarte
entre mis senos,
que
por soñar imposibles
sueño
volar en tu cielo.
Y
de mis sueños me alimento
camino,
bebo y respiro,
pues
mi vida seria un infierno...
¡si
no te soñara conmigo!”
Lamentablemente,
el otro (de mi amiga) no lo encuentro. Anda perdido en algún lugar de mis archivos, esperando
ser rescatado. La búsqueda lleva un par de horas pero mantengo la esperanza de
encontrarlo... (sé que lo he visto).
Primo, gracias a ti también... |
Comparto
esto como una muestra de agradecimiento para esas personas que haciendo poco me
dieron mucho, que de forma auténtica y desinteresada nos dan gratos recuerdos
que albergamos en el archivador de momentos felices. Mi ejemplo fueron los poemas, pero me extiendo a todas las personas que han tenido algún gesto conmigo. No me alcanzaría el tiempo para detallar las sorpresas que he recibido; de alguna forma hasta siento que he hecho poco para recibir tanto.
Las historias transcurren,
se terminan y empiezan unas nuevas, y con todo ello, puedes marcar algo
distinto en otras personas con pequeños gestos. Ya no tengo contacto con las poetizas pero desde aquí, mis mejores deseos.
Seas hombre o mujer, la diferencia estará en hacer y demostrar más "pensando" menos. “Menos
es más”, he ahí la magia de los detalles: en su simpleza.